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Arte, no-verdad y voluntad de poder en Nietzsche




Al comienzo de Más allá del bien y del mal, Nietzsche se pregunta por la voluntad de verdad: “Suponiendo que nosotros queramos la verdad: ¿por qué no, más bien, la no verdad? ¿Y la incertidumbre? ¿Y aun la ignorancia?” (MBM, § 1). Con ello, y con interrogantes que se preguntan: ¿quién busca la verdad?, ¿cuál es su tipo, su voluntad de poder?, rompe con la tradición y pretensión filosófica que considera que el pensamiento busca la verdad, que ‘ama’ ‘por derecho’ la verdad, y establece más bien un pensamiento filosófico que parte de una crítica radical de la voluntad de verdad, que se pregunta por el significado de la verdad como concepto, por las fuerzas y la voluntad que la determinan; no critica sus falsas pretensiones, sino más bien las implicaciones que tiene como ideal . (Cfr. Deleuze, 1998, pp. 134-135). La crítica que busca es una crítica a la propia verdad, a la voluntad de verdad, que se enmascara detrás de los valores morales que caracterizan los ideales ascéticos: “La verdad ha sido siempre planteada como esencia, como Dios, como instancia suprema… Pero la voluntad de verdad tiene necesidad de una crítica. Definamos así nuestra tarea –hay que intentar de una vez poner en duda al valor de la verdad”. (GM, III, § 24).

En la segunda parte de Así habló Zaratustra en el capítulo titulado “De la superación de sí mismo”, Nietzsche explicita que detrás de toda voluntad de verdad hay una voluntad de poder:
“¿Voluntad de verdad’ llamáis vosotros sapientísimos, a lo que os impulsa y os pone ardorosos?

Voluntad de volver pensable todo lo que existe: Así llamo yo a vuestra voluntad!

Ante todo queréis hacer pensable todo lo que existe: pues dudáis con justificada desconfianza, de que sea ya pensable.

¡Pero debe amoldarse y plegarse a vosotros! Así lo quiere vuestra voluntad. Debe volverse liso, y someterse al espíritu, como su espejo y su imagen reflejada.

Esa es toda vuestra voluntad, sapientísimos, una voluntad de poder: y ello aunque habléis del bien y del mal y de las valoraciones.

Queréis crear el mundo ante el que podáis arrodillaros: esa es vuestra última esperanza y vuestra última ebriedad (…) (AZ, II, De la superación de sí mismo)
Al ser la voluntad de poder esencialmente creadora, el arte se convierte en un importante ‘estimulante’, en un ‘excitante del querer’. En el arte la voluntad de poder se afirma en relación con formas activas, con una vida activa, y no con fuerzas pasivas o reactivas que niegan la vida como sucede con un modo de vida ascético, centrado en la moral y la renuncia.

El arte es el más alto poder de lo falso, magnifica ‘el mundo como error’, santifica la mentira, hace de la voluntad de engañar un ideal superior: “(...) el arte se nos ha dado para impedirnos morir por la verdad” (VP, I, § 453).

En el aforismo 107 de La Gaya Ciencia, titulado "Nuestra última gratitud para el arte", Nietzsche afirma lo siguiente:

"Si no hubiésemos acogido las artes e inventado esta especie de culto de lo no verdadero, en absoluto hubiéramos soportado la comprensión de la universal falta de verdad y de mendacidad que hoy nos entrega la ciencia –la comprensión de la locura y del error como una condición de la existencia que conoce y siente. La ‘honradez’ tendría como consecuencia la náusea y el suicidio. Pero nuestra honradez tiene ahora un contrapoder que nos ayuda a evitar tales consecuencias: el arte, como la ‘buena’ voluntad de la apariencia" (CJ, § 107).
La actividad de la vida es un poder lo falso, porque engaña, manipula, disimula, seduce, y para que se evidencie en toda su requiere ser elevada a una mayor potencia por medio del arte.

Para el artista, ‘apariencia’ ya no significa la negación de lo real en este mundo, sino selección, corrección, duplicación y afirmación que hace con su propia creación artística. Entonces, la verdad puede adquirir una nueva significación: verdad es apariencia.

El arte, dice Nietzsche, tiene más valor que la verdad; esto quiere decir que llega más cerca de lo real, de lo que deviene, de la ‘vida’, que lo verdadero, lo que ha sido fijado e inmovilizado. El arte se arriesga y conquista el caos, la exuberancia oculta, rebosante e indómita de la vida” (Heidegger, 2000, vol. 1, p.456).

El artista se convierte así en un buscador de conocimiento, en la medida en que crea ilusión, apariencia, y a la vez nuevas posibilidades de vida. (Cfr. Deleuze, 1998, p. 145), esto puede ser aplicado también al propio Nietzsche quien entiende el mundo en general como si se tratara de una especie de obra de arte, como si se tratara de un texto literario (Nehamas, 2003, p,19).




Por: Rodolfo Wenger C.



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Referencias:

DELEUZE, Gilles. La filosofía de Nietzsche. Barcelona: Anagrama, 1998.
HEIDEGGER, Martin. Nietzsche. Barcelona: Destino, 2000, 2 vols.
NEHAMAS, Alexander. Nietzsche. La vida como literatura. Madrid: Turner y México: F.C.E., 2002.
NIETZSCHE, Friedrich (AZ) Así habló Zaratustra. Madrid: Alianza Editorial, 1972. (Introducción, traducción y notas de Andrés Sánchez Pascual).
____________(CJ) La ciencia jovial. (“La gaya scienza”). Caracas: Monte Ávila Editores, 1985. (Traducción de José Jara).
____________ (GM) La genealogía de la moral. Madrid: Alianza Editorial, 1972. (Introducción, traducción y notas de Andrés Sánchez Pascual).
____________ (MBM) Más allá del bien y del mal. Madrid: Alianza Editorial, 1972. (Introducción, traducción y notas de Andrés Sánchez Pascual).
____________ (VP) La voluntad de poder. Madrid: EDAF, 2000 (traducción de Aníbal Froufe).



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